Precios de GASOLINA y DIESEL por países

•abril 2, 2014 • Deja un comentario

El coste del combustible es un factor muy importante a tener en cuenta a la hora de planificar un viaje por carretera. Su precio depende, como sabemos, de múltiples factores, tanto endógenos como exógenos: si se es productor o importador, de los impuestos indirectos que cada gobierno aplique a los carburantes, de las fluctuaciones del mercado e, incluso, de eventuales conflictos armados en Oriente Medio.

Para que podáis elegir con criterio y no os llevéis una desagradable sorpresa al acercaos al surtidor, os traemos una serie de estadísticas muy interesantes extraídas de Global Petrol Prices, una web de referencia en lo que al coste de llenar el depósito se refiere. Los datos están actualizados a marzo de 2014:

gasolina

diesel

Como no podía ser de otra forma, los países con la gasolina más barata son los mayores productores mundiales de crudo, con Venezuela, Irán y Arabia Saudí a la cabeza, que prácticamente regalan el combustible, con la particularidad de que algunas naciones (como es el caso de Irán y Bolivia) mantienen un precio subvencionado para sus ciudadanos mientras que los turistas tienen que pagar más por repostar.

En el lado opuesto, encontramos a la mayoría de los países de la Unión Europea, con Noruega como el país del mundo donde más cuesta llenar el depósito, debido sobre todo a la fuerte carga impositiva que aplica su gobierno al consumo de carburante. Malas noticias si quieres hacer la Atlantic Road o la Trollstigen Road. Por lo que respecta a España, seguimos siendo uno de los países con la gasolina más cara del mundo, algo que no incita precisamente a emprender un viaje por carretera. Os dejo un par de gráficas sobre la evolución de los precios durante los últimos meses:

España

Como se puede observar, el precio medio de la gasolina en España durante el periodo estudiado fue de 1,42 euros, con un máximo de 1,5 euros en septiembre de 2012 y un mínimo de 1,37 euros dos meses después. Si lo comparamos con la media mundial para el mismo periodo, el carburante en nuestro país resulta un 27% más caro.

Aquí tenemos la evolución de los precios del combustible en España comparada con la de otros países occidentales relevantes:

Comparativa

Si estos datos te han sabido a poco, en la web My Travel Cost disponen de muchas otras estadísticas jugosas a la hora de planificar un viaje, desde el coste de la comida o el alojamiento, hasta el precio del alcohol. Merece la pena echarle un vistazo antes de decidir el próximo destino 😉

C’ÉTAIT UN RENDEZ-VOUS (Claude Lelouch, 1976)

•febrero 17, 2014 • Deja un comentario

Rendez-vous

TÍTULO ORIGINAL: C’était un rendez-vous

AÑO: 1976

DIRECTOR: Claude Lelouch

PAÍS: Francia

DURACIÓN: 9 minutos


El cortometraje ‘C’était un rendez-vous’, del director francés Claude Lelouch, se ha convertido con el paso de los años en una pieza de culto. Constituye el primer exponente de video ‘on board’ de un vehículo atravesando a toda velocidad una gran urbe con tráfico real. Pero, sin entrar en disquisiciones morales o éticas, lo que aquí se nos ofrece es algo más, una historia de amor de altas revoluciones. El corto experimental de Lelouch, que cuenta con una fructífera trayectoria cinematográfica en su país, destaca por el riesgo que supuso su filmación en tiempo real y sin trucajes (así nos lo explican al comienzo de la película) y el misterio que rodea lo referente al conductor real a los mandos del vehículo que surca de madrugada la Ville lumière.

La filmación se hizo sin contar con ningún tipo de permisos por lo que las calles no se cortaron al tráfico. Esto, unido al hecho de que nunca se haya sabido con certeza quién fue el piloto, ha sido el caldo de cultivo ideal para la proliferación de infinidad de rumores y teorías a lo largo de estos años. Como de costumbre, la leyenda suele ir un paso por delante de la realidad. Veamos…

Mercedes 450SEL 6.9

L A  M Á Q U I N A
El vehículo utilizado para el corto fue el propio coche de Lelouch, un Mercedes 450SEL 6.9. Este modelo, que puede alcanzar una velocidad máxima de 235 km/h, montaba exclusivamente una transmisión automática de tres velocidades. Sin embargo, durante la película se escucha claramente como el conductor engrana hasta una quinta manual, así como el típico punta-tacón al reducir de marcha con un motor de altas revoluciones. Lelouch, interesadamente, nunca ha sido demasiado claro sobre aspectos claves del rodaje como la velocidad máxima, y siempre ha manifestado que en algunos tramos se llegaron a alcanzar los 230 km/h. Para desilusión de muchos fanáticos, los cálculos realizados por varios expertos mostraron que el coche nunca superó los 140 km/h. En su defensa diremos que el propio cineasta reconoce durante el documental del ‘making of’ que el motor que se escucha es el de un Ferrari 275 GTB, que se corresponde con el número correcto de engranajes y el sonido de un V12, muy distinto al de cualquier V8, incluyendo el motor de 6,9 litros del Mercedes. Así, el potente rugido del Ferrari se superpuso como una especie de doblaje para potenciar la sensación de velocidad.

EL PILOTO El mayor misterio que rodea esta película es quién condujo el vehículo. En el citado documental, Claude Lelouch asevera que fue él mismo el que condujo su Mercedes por las calles de París. Sin embargo, la leyenda apunta que el encargo se le encomendó a un taxista parisino o, incluso, a un piloto de Fórmula 1. El recorrido fue establecido con antelación y, aparte de Lelouch o del supuesto conductor misterioso, tan sólo dos personas lo conocían. El primero era Elie Chouraqui, el asistente del cineasta, que se encontraba con un walkie-talkie cerca del palacio del Louvre. Su objetivo era ayudar al conductor en el único cruce ciego del recorrido (el arco). Sin embargo, Lelouch ha desvelado que la radio no funcionó, así que si Elie hubiese tratado de advertirle de un peatón habría resultado inútil. La otra persona que sabía de su llegada era la novia de Lelouch, Gunilla Friden. Él le avisó de que llegaría en diez minutos al Sagrado Corazón y le pidió que apareciera a su llegada.

E L  P I L O T O
El mayor misterio que rodea esta película es quién pilotó realmente el vehículo. En el citado documental, Claude Lelouch asevera que fue él mismo el que condujo su Mercedes por las calles de París. Sin embargo, hay rumores que apuntan que el encargo se le encomendó a un taxista parisino o, incluso, a un piloto de Fórmula 1.

«Fue una cita», como podría traducirse al castellano, se rodó al alba de un día cualquiera de agosto de 1976. Filmado en una sola toma, la cámara nos sitúa en primera persona, a la altura del parachoques delantero, durante un frenético recorrido por las calles de París. La sensación de velocidad al ir casi a ras de suelo es brutal y la única banda sonora que nos acompaña es el rugido de un motor sometido a altas revoluciones, el chasquido del cambio y los neumáticos chirriando sobre el asfalto. Durante el recorrido, que da comienzo en un túnel cerca de la Porte Dauphine, disfrutamos fugazmente de algunos de los iconos más reconocibles de la ciudad como el Arco del Triunfo, el edificio de la Ópera, la Plaza de la Concordia o los Campos Elíseos. Sólo cuando el vehículo llega a su destino, la Basílica del Sagrado Corazón, el nombre del cortometraje cobra sentido: al bajar del coche, una chica recibe al misterioso conductor.

Durante su periplo por las calles parisinas, nuestro protagonista comete todo tipo de infracciones: ignora los semáforos en rojo, cruza las líneas continuas, conduce por dirección contraria y esquiva a los pocos peatones desorientados que le salen al paso a esas horas.

El recorrido fue establecido con antelación y, aparte de Lelouch o del supuesto conductor misterioso, tan sólo dos personas lo conocían. El primero era Elie Chouraqui, asistente del cineasta, que se encontraba con un walkie-talkie cerca del palacio del Louvre. Su objetivo era ayudar al conductor en el único cruce ciego del recorrido. Sin embargo, Lelouch ha desvelado que la radio no llegó a funcionar, así que si Elie hubiese tratado de advertirle de la presencia de algún peatón, habría resultado inútil. La otra persona que lo sabía era la novia de Lelouch, Gunilla Friden. Él le avisó de que llegaría en diez minutos al Sagrado Corazón y le pidió que apareciera a su llegada.

La duración de la película, únicamente 9 minutos, se vio limitada por la escasa capacidad del rollo de película de 35 mm de la época. Fue filmada, supuestamente, con una cámara giroestabilizada que iba montada sobre el paragolpes del Mercedes, pero el ‘making of’ de la cinta y las fotos del rodaje aparecidas recientemente parecen revelar la presencia de una cámara Eclair cam-flex de 35 mm con una lente de gran angular sin giroscopio.

Por lo que respecta a Lelouch, la policía lo arrestó por conducción temeraria tras hacerse público el corto, aunque fue puesto en libertad sin cargos.

EL DIRECTOR El cineasta Claude Lelouch nació en Francia en 1937, poco antes de la ocupación nazi. Hijo de judíos, su juventud se desarrolló en el París de la posguerra. El pequeño Lelouch no era muy buen estudiante así que su padre le regaló una cámara para ver si aquello lograba despertar algo en él; y vaya si lo hizo. Sus primeros trabajos profesionales se ciñeron a filmar eventos deportivos como las 24 Horas de Le Mans y el Tour de Francia. Para encontrar su primer largometraje hay que avanzar hasta 1960, aunque sus inicios no fueron muy prometedores. Su film 'Le propre de l'homme' cosechó duras críticas de la entonces influyente revista Cahiers du cinéma, que llegó a decir "Claude Lelouch, recuerden bien ese nombre, porque nunca volverán a escucharlo". Este "pequeño" contratiempo no desanimó a Lelouch que poco después alcanzaría el reconocimiento de crítica y público con 'Un hombre y una mujer', que se alzó con la Palma de Oro de Cannes y el Óscar a Mejor Película Extranjera en 1966. Tras este sonado éxito, la carrera de este polifacético artista -ha sido director, productor, guionista, escritor y actor- comenzó a despegar pero no sería hasta 1981 que firmó la que es considerada su mejor película hasta ahora, 'Los unos y los otros', un drama musical con la Segunda Guerra Mundial como telón de fondo. El director, que ahora cuenta con 76 años, sigue en activo. Su última película ha sido 'Ces amours-là', estrenada en Francia en 2010.

E L  D I R E C T O R
El cineasta Claude Lelouch nació en Francia en 1937, poco antes de la ocupación nazi. Hijo de judíos, su juventud se desarrolló en el París de la posguerra. El pequeño Lelouch no era muy buen estudiante así que su padre le regaló una cámara para ver si aquello lograba despertar algo en él; y vaya si lo hizo. Sus primeros trabajos profesionales se ciñeron a la filmación de eventos deportivos como las 24 Horas de Le Mans y el Tour de Francia. Para encontrar su primer largometraje hay que avanzar hasta 1960, aunque sus inicios no fueron muy prometedores. Su film ‘Le propre de l’homme’ cosechó duras críticas de la entonces influyente revista Cahiers du cinéma, que llegó a decir «Claude Lelouch, recuerden bien ese nombre, porque nunca volverán a escucharlo». Este «pequeño» contratiempo no desanimó a Lelouch, que poco después alcanzaría el reconocimiento de crítica y público con ‘Un hombre y una mujer’, que se alzó con la Palma de Oro de Cannes y el Óscar a Mejor Película Extranjera en 1966. Tras este sonado éxito, la carrera de este polifacético artista -ha sido director, productor, guionista, escritor y actor- comenzó a despegar, pero no sería hasta 1981 que firmó la que es considerada su mejor película hasta ahora, ‘Los unos y los otros’, un drama musical con la Segunda Guerra Mundial como telón de fondo. El director, que cuenta en la actualidad con 76 años, sigue en activo. Su última película ha sido ‘Ces amours-là’, estrenada en Francia en 2010.

Finalmente, os dejo un documental muy interesante, eso sí, en inglés:

REPORTAJE Revista RACC: Atlantic Road, territorio vikingo

•noviembre 30, 2013 • Deja un comentario

Nuevo reportaje en la revista del RACC. En este caso nos vamos hasta Noruega para recorrer la Atlantic Road, todo un desafío en esta época del año.

En el siguiente enlace podéis acceder a su versión online (reportaje a partir de la página 52):

ATLANTIC ROAD, TERRITORIO VIKINGO

En su momento, dedicamos una entrada en el blog a esta espectacular carretera -> ATLANTIC ROAD, Noruega

Entrevista en ‘La Maleta Azul’, de Radio3W

•octubre 22, 2013 • Deja un comentario

Vive la Ruta 66

Hola de nuevo. En septiembre me entrevistaron en el programa‘La Maleta Azul’ de Radio3W, conducido por Loreto Hernández. La verdad es que me lo pasé genial hablando sobre nuestra carretera favorita.Si queréis saber lo que pasó, pinchad en la imagen para escuchar la entrevista completa 😉

Radio3W

Ver la entrada original

PACIFIC COAST HIGHWAY. Estados Unidos

•octubre 10, 2013 • 1 comentario

País: Estados Unidos

Longitud total: 781km

Altitud: 0m

Localización: De San Francisco (N 37° 47.16 W 122° 28.39) a Los Angeles (N 34° 01.10 W 118° 29.28)

Mejor época para recorrer: Las temperaturas son muy suaves durante todo el año. En verano, el tráfico de vehículos se intensifica.

Película: Castillos en la arena (Vicente Minnelli, 1965). Richard Burton y Elizabeth Taylor, la gran pareja del cine de los sesenta, en una espléndida historia íntegramente rodada en localizaciones de Big Sur. Los títulos de crédito iniciales son un preludio de la importancia del entorno durante el resto del metraje.

La soleada California es la tierra prometida, el destino del sueño americano; el final del camino para todo aquel que alguna vez soñó con una vida mejor en su camino hacia el oeste. Un paraíso natural sobre el que discurre de norte a sur la carretera que hoy recorremos.

Con un recorrido total de 781 kilómetros, la Pacific Coast Highway serpentea por el abrupto litoral de la costa californiana entre las ciudades de San Francisco y Los Angeles. Precisamente, visitar dos de las ciudades más emblemáticas de Norteamérica es uno de los grandes añadidos del viaje.

La carretera se construyó sobre el denominado “Camino Real”, la vía de comunicación terrestre que unía las misiones religiosas españolas de la Baja California y la Alta California, fundadas entre 1683 y 1834.

Misiones California, vía WIKIPEDIA

El plan general de colonización y evangelización español se basaba en las misiones, los pueblos y los presidios. Se trataba de ir progresando hacia el norte fundando un rosario de misiones a la distancia de un día de camino a caballo de misión en misión.

Al lado de cada una se fundaba un pueblo con los indios conversos. En lugares determinados se añadía un «presidio», una residencia más o menos fortificada con soldados, para proteger y ocupar el territorio.

Las misiones se financiaban con dinero recaudado por las órdenes religiosas y proveían las necesidades básicas de los soldados de los presidios. Los soldados recibían armamento y otros suministros a cargo de la corona española, pero de manera muy irregular.

Cada misión tenía que ser autosuficiente y producir alimentos y otros bienes básicos para los misioneros, los nativos conversos y los soldados.

La construcción del Camino Real de California fue una ardua tarea que duró muchos años. Una vez fundada una misión, se procedía a mejorar el camino que la unía con la siguiente. Había que ensancharlo y allanarlo y dotarlo de unos elementos auxiliares mínimos. Por suerte, y no por casualidad, muchos de los misioneros tenían conocimientos técnicos adecuados para llevar a cabo el trazado y la construcción del Camino Real. Según una tradición no confirmada, los misioneros sembraron semillas de mostaza en las orillas de la vía para que las flores amarillas de la planta ayudaran a indicar el camino.

Junípero_SerraUno de los principales artífices del mismo fue el padre Junípero Serra, un fraile franciscano de origen mallorquín que estableció numerosas misiones en la Alta California que, con el tiempo, se convertirían en grandes ciudades como San Diego, Los Angeles, San Francisco o Sacramento. Vía WIKIPEDIA

Comenzamos nuestro recorrido en San Francisco, cuna del movimiento hippie y una de las ciudades más liberales de Estados Unidos. Constreñida en una península de apenas 120 kilómetros cuadrados, esta seductora urbe ha conseguido erigirse como una de las ciudades más singulares del mundo. En ella podremos disfrutar del famoso puente Golden Gate, el Barrio chino, la isla cárcel de Alcatraz, montar en tranvía o, sencillamente, pasear sin rumbo fijo por sus coloridos barrios.

Una vez abandonemos la ciudad, tomaremos la Pacific Coast Highway hacia el sur. Obviamente podemos hacerla en ambos sentidos, pero la mejor forma de disfrutar del perfil oceánico y de sus escarpados acantilados es hacerla de norte a sur, circulando por el carril más cercano al mar.

Lo ideal es dividir el viaje en dos etapas bien diferenciadas. La primera, de San Francisco a San Luis Obispo, a través del salvaje Big Sur. La segunda, recorriendo el valle de Santa Ynez y las playas californianas más famosas hasta la ciudad de Los Angeles.

A lo largo del camino nos encontraremos con diversos parques y reservas naturales, lo que refleja el alto grado de conservación de la zona. Saliendo de San Francisco por Pacifica pasaremos por la reserva marina de Pillar Point y la Bahía de la Media Luna (Half Moon Bay).

La primera parada importante del camino es Monterey, antigua capital de California y principal puerto de la zona durante la época colonial española. El paisaje abrupto y salvaje que rodea la Carretera del Pacífico, cautivó en el pasado a escritores de la talla de Robert Louis Stevenson, Henry Miller, Jack Kerouac o John Steinbeck, que inmortalizaron algunos de sus escenarios más célebres.

Lone_Cypress_2013

Aquí, en la península de Monterey, es posible recorrer la 17-Mile Drive, una carretera de peaje (cuesta 10$) que permite disfrutar de un magnífico trayecto entre playas cristalinas y bosques de pino a través de la urbanización privada Peeble Beach, sede del US Open de golf. Aquí se encuentra el mítico Lone Cypress Tree, un solitario ciprés en lo alto de un saliente rocoso frente al océano.

Siguiendo la línea de la costa llegamos a Carmel-by-the-Sea, una encantadora localidad en la que reside desde hace años Clint Eastwood y de la que llegó incluso a ser alcalde entre 1986 y 1988. Tras el terremoto que devastó San Francisco en 1906, el pueblo se convirtió en refugio de músicos, escritores y pintores que huían del desastre ocurrido en el área de la bahía.

Nutrias y leones marinos nos darán la bienvenida en Point Lobos, la reserva marina situada 3 kilómetros hacia el sur. Aquí podremos avistar también imponentes ballenas grises durante los meses de enero, abril y mayo.

Desde este punto, los más de 150 kilómetros que nos separan de Big Sur son seguramente los más espectaculares de todo el recorrido. La carretera se vuelve estrecha y sinuosa sobre los acantilados y las vistas son inmejorables. En este tramo se encuentra el Bixby Bridge, el puente de arcos más famoso de la ruta, inaugurado en 1937.

Unos kilómetros más adelante se encuentra el pequeño enclave turístico de Nepenthe, que cuenta con un pequeño restaurante muy recomendable. Aquí vivió durante muchos años el escritor Henry Miller, que legó su biblioteca personal a su gran amigo Emil White tras su muerte. La colección puede ser contemplada de manera gratuita en este lugar.

McWay Falls

Seguimos nuestro camino hacia el sur y nos adentramos en una de las áreas más protegidas de la costa del Pacífico. De entre todas las reservas naturales de la zona destaca el Pfeiffer State Park y su idílica playa, con una cascada que desagua desde 25 metros de altura sobre la fina arena. Aunque el litoral está muy protegido, existen áreas para acampar y senderos señalizados para acceder a las playas más recónditas.

Tras dejar atrás la majestuosa belleza natural de Big Sur, continuamos nuestro viaje en el castillo Hearst, una fastuosa obra localizada a las afueras de la pequeña localidad de San Simeón. El magnate de la comunicación William Randolph Hearst, encargó la construcción de este fastuoso castillo en 1922. Unos años más tarde, Orson Welles retrató magistralmente la vida del empresario en su obra maestra Ciudadano Kane (Citizen Kane, 1941).

La entrada es un poco cara (entre 25$ y 36$, dependiendo del tour), pero sin duda merece la pena. La excentricidad y la opulencia presiden todas y cada una de sus estancias, decoradas profusamente con elementos procedentes de todo el mundo. Mención especial merece la enorme piscina de inspiración greco-romana que preside la casa, y que fue utilizada por Stanley Kubrick para algunas escenas de Espartaco (Spartacus, 1960).

Hearst_Castle_pool

Tras pasar por Cambria y Morro Bay, dos bellas localidades costeras en las que se respira paz y tranquilidad, llegamos a San Luis Obispo, una ciudad del interior en la que destaca su coqueto centro histórico y la antigua misión española. Como curiosidad, podemos visitar la Bubblegum Alley, o “Calle del Chicle”, cuyos muros están cubiertos por miles de estas pegajosas golosinas desde comienzos de los años 60.

A partir de aquí, la Pacific Coast Highway se aleja por un tiempo de la línea de costa para atravesar el valle de Santa Ynez, una de las zonas productoras vitivinícolas más importantes de California. La carretera discurre ahora entre ranchos de caballos y viñedos, escenarios de películas como Entre copas (Sideways, 2004).

Poco antes de llegar a Santa Bárbara retomamos la costa para no abandonarla ya hasta el final. Precisamente, esta es una de las últimas ciudades importantes por la que pasaremos, un lugar popularizado por el cine y la televisión en el que se disfruta de una calidad de vida excepcional, al menos si tienes el dinero suficiente para ello. Entre mansiones y barrios residenciales de corte mediterráneo nos encontramos en el casco histórico con la conocida como la “Reina de las Misiones”, perfectamente conservada y una de las más bellas de todo el Estado.

Otros atractivos de la ciudad son el edificio del tribunal y el Presidio, ambos construidos en 1782 y posteriormente restaurados.

En el último tramo de nuestro periplo pasamos por algunas de las playas míticas californianas: Malibú, Zuma, Ventura… todas territorio de los surfistas. Eso sí, si quieres pararte a disfrutar de cualquiera de estas playas deberás abonar entre 8$ y 10$ por dejar el coche en los aparcamientos autorizados.

Terminamos nuestro recorrido en el muelle de Santa Mónica, en la ciudad donde los sueños se hacen realidad. Los Angeles despliega una oferta cultural interminable que nos permitirá poner un punto y final perfecto para un viaje de película.

Miguel Ángel Soto López

Si después de todo aún tienes ganas de más, te gustará saber que esta carretera forma parte de la Highway 1, la histórica 101, una ruta de 2.500 kilómetros que recorre la costa del Pacífico desde San Diego hasta Seattle, casi en la frontera con Canadá. Pero eso ya es otra historia…

Reportaje RUTA 66 en la revista del RACC

•julio 19, 2013 • Deja un comentario

Amigos,

Comparto con vosotros un reportaje sobre la Ruta 66 que he tenido el placer de elaborar para el último número de la revista del RACC (Real Automóvil Club de Cataluña). La publicación tiene carácter trimestral y cuenta con una tirada de 450.000 ejemplares.

En el siguiente enlace podéis acceder a su versión online (reportaje a partir de la página 26):

RUTA 66, LA CARRETERA MADRE

Espero que os guste. Recordad que en nuestra web hermana VIVELARUTA66.COM, publicamos regularmente información de interés sobre esta emblemática carretera y todo lo que la rodea.

SAN JUAN SKYWAY & MILLION DOLLAR HIGHWAY, Estados Unidos

•julio 11, 2013 • 1 comentario

San Juan Skyway

País: Estados Unidos

Longitud total: 375km

Altitud: 3.350m

Localización: Suroeste de Colorado (N 37° 16.31 W 107° 52.48)

Mejor época para recorrer: La carretera permanece abierta durante todo el año, pero sin duda el entorno natural alcanza su plenitud con la llegada del otoño. En ocasiones, la carretera puede permanecer cerrada en invierno durante breves periodos a causa de la nieve.

Película: Valor de ley (Henry Hathaway, 1969). Protagonizada por John Wayne, la película se rodó en escenarios naturales de la zona, así como en las localidades de Ridgway y Ouray. Este western con toques de humor le valió al Duque el único óscar de su carrera.

Recorremos hoy una de las carreteras más bellas de Estados Unidos, la San Juan Skyway, localizada al suroeste del estado de Colorado, en la vertiente meridional de las Montañas Rocosas. Conocida como ‘road to the sky’ («carretera hacia el cielo»), forma parte de las All-American Roads, las 31 carreteras únicas que por sus características no se encuentran en ninguna otra parte del país. A lo largo de sus 375 kilómetros visitaremos bosques alpinos, antiguos poblados mineros, fuentes termales, grandes extensiones ganaderas y ruinas indias prehistóricas.

La San Juan Skyway atraviesa las montañas homónimas, serpenteando entre 10 de los 54 picos que posee Colorado por encima de los 4.000 metros de altura. Se trata de un recorrido circular que podemos arrancar en Cortez, junto a la frontera con Nuevo México. Aquí se encuentran las ruinas de Mesa Verde, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1978. Constituyen la mayor reserva arqueológica de Estados Unidos, creada para proteger las cuevas-vivienda que construyeron los indios Pueblo sobre los acantilados de Mesa Verde entre los años 600 y 1300.

mesa verde

Durango_and_Silverton_Narrow_Gauge_RailroadContinuamos hacia el este hasta Durango, ciudad típica del Oeste que conserva aún la mayoría de los edificios del siglo XIX. Su nombre proviene de la localidad homónima vasca y deriva del vocablo euskera ‘urango’, que significa «ciudad del agua».

En este punto tenemos la posibilidad de coger el Durango & Silverton Narrow Gauge Railroad, un tren histórico que realiza un recorrido increíble junto a ríos y cañones. El viaje de tres horas hacia Silverton se realiza sobre una vieja línea férrea, en uso desde 1882, que atraviesa el Bosque Nacional San Juan.

En general, Colorado posee una exuberancia natural que lo hace especialmente recomendable para la práctica de deportes al aire libre tales como piragüismo, hípica, senderismo, esquí, ciclomontañismo, rafting, alpinismo… en definitiva, un auténtico paraíso para los amantes de la naturaleza.

tren

Fuente

Pero como a nosotros lo que nos gusta realmente es el asfalto, tomaremos la US550 hacia el norte. La zona es famosa por sus fuentes termales naturales y de camino se pueden contemplar varias a los lados de la carretera, que discurre en esta sección entre pastos y explotaciones ganaderas.

El distrito antiguo de Silverton figura en el Registro Nacional de Lugares Históricos y, como otras localidades de la ruta, en invierno dispone de pistas para la práctica del esquí. También es posible visitar viejos pueblos fantasmas y minas de la era de la fiebre del oro. Pese a que su pasado minero se remonta a la prehistoria, cuando los indios Pueblo (también conocidos como Anasazi) extrajeron los primeros metales preciosos, no fue hasta la llegada del ferrocarril Denver & Río Grande en 1870 que se inició su explotación a gran escala.

A partir de ahí afrontamos la subida a Ouray, un tramo conocido como Million Dollar Highway («carretera del millón de dólares», en español), en el que coronaremos tres puertos de alta montaña: Cola Bank Pass (3.240m), Molas Pass (3.340m) y Red Mountain Pass (3.358m). Durante el trayecto aún son palpables las huellas del pasado en forma de viejas explotaciones mineras abandonadas.

Million Dollar Highway antiguaHay varias leyendas sobre el origen del nombre. Algunas apuntan a que cada milla de carretera costó esa cantidad, y otras sin embargo dicen que la tierra que se utilizó para rellenarla contenía polvo de oro por valor de un millón de dólares.

Los últimos kilómetros hacia Ouray son los más emocionantes y discurren a través de la garganta Uncompahgre hacia la cima del Red Mountain Pass. Este tramo es complicado ya que hay grandes acantilados junto a la carretera y los quitamiedos brillan por su ausencia. Además, los carriles son estrechos y la subida al puerto de montaña está marcada por una serie de curvas cerradas utilizadas para ganar altura que en muchos casos han sido «arañadas» a la ladera de la montaña.

Por otra parte, la presencia frecuente de autocaravanas hace el trayecto aún más impredecible. El camino se mantiene abierto todo el año y las temperaturas incluso en verano son bastante bajas en la cima. En invierno, suele ser necesario circular con cadenas a causa de la nieve. Poco antes de llegar a nuestro destino la carretera pasa por encima de la catarata de Bear Creek, un salto de agua no muy alto pero de gran belleza.

Ouray vivió su época «dorada», como el resto de la comarca, durante la fiebre del oro de finales del siglo XIX. Los mineros hallaron oro y plata en sus laderas, lo que hizo ricos a muchos. Las fabulosas casas de estilo victoriano de la calle principal permanecen como vestigios de aquel periodo de esplendor. No en vano, esta localidad situada en el corazón de las montañas San Juan es conocida como «la Suiza de América». Famosa también por sus fuentes termales, dispone de un complejo de piscinas de agua caliente que son visitadas por miles de turistas los doce meses del año. Las vistas durante el baño, además, son espectaculares ya que Ouray está enclavada en un pequeño valle rodeado de montañas.

Ouray

En los alrededores del pueblo hay dos lugares muy especiales: el Box Canyon Waterfall & Park, con un puente colgante que lleva hasta una cascada en medio de paredes de roca; y el Ice Park, el primer parque del mundo dedicado exclusivamente a la escalada en hielo.

Ouray Ice Park

GrammyTras nuestra visita a Ouray seguimos hasta Ridgway, la entrada norte de la San Juan Skyway, un pequeño pueblo donde se han filmado varios westerns y que cuenta también con piscinas de aguas termales. Como curiosidad, aquí se fabrica el premio Grammy que entrega anualmente la industria musical norteamericana. Además, es el lugar de residencia habitual de personajes famosos como Ralph Lauren, el popular diseñador de moda.

Tras esto iniciamos el descenso hacia Cortez, la localidad donde comenzamos nuestro viaje. Por el camino pararemos en Telluride, otro antiguo poblado minero y hoy por hoy uno de los centros de esquí más importantes de Colorado, que cuenta con un espectacular teleférico gratuito para subir al resort. Las vistas desde arriba nos dejarán sin aliento.

Teleférico

Finalmente, podemos visitar el Anasazi Heritage Center, localizado cerca de la población de Dolores, en el que descubriremos el legado de los indios Pueblo. El museo sirve también de centro de visitantes para los que desean explorar el Monumento Nacional Canyons of the Ancients, una de las mayores concentraciones de ruinas de esta tribu.

Os dejo algunos enlaces de interés:

www.visittelluride.com

www.telluridetours.com

www.telluridemuseum.org

www.mountain-village.co.us

http://www.ouraycolorado.com

http://www.silvertoncolorado.com

http://www.swcolotravel.org

http://www.ridgwaycolorado.com

http://www.visitmesaverde.com

20 ‘ROAD MOVIES’ IMPRESCINDIBLES (yII)

•May 9, 2013 • 2 comentarios

Ir a la —> PARTE I

‘MAD MAX’ (George Miller, 1979)

Una ‘road movie’ con sabor australiano que arrasó las taquillas de medio mundo. Con una estética heredada del ‘spaguetti western’, está ambientada en un futuro distópico pos nuclear, donde el bien más preciado es la gasolina. Lo que más llama la atención de la película es la novedosa estética lograda con una gran economía de medios. Tras este éxito, el tándem Miller-Gibson repetiría con una segunda parte, considerada por algunos incluso mejor que la primera, y una tercera algo más floja pero con la presencia estelar de Tina Turner. En 2014 está previsto el estreno de una cuarta parte dirigida por el propio director de la trilogía original. Una curiosidad, en el video que acompaña esta reseña el villano recita una estrofa de la canción ‘Rocker’ de AC/DC.

‘DUEL’ (Steven Spielberg, 1971)

La pesadilla de cualquier conductor. El protagonista intenta adelantar un camión cisterna en medio del desierto; desde ese instante, el perverso camionero le someterá a un acoso constante hasta darle caza. En su primer largo, planteado en un principio únicamente para televisión, Spielberg hace gala de un dominio del pulso narrativo impropio de un cineasta de su edad. La historia mantiene la intriga al no mostrarnos en ningún momento el rostro del camionero psicópata. Pero, como en otras cintas del género, el protagonista indiscutible es el camión, al que se dota de personalidad propia hasta el punto de llegar a convencernos de que está vivo.

‘PARIS, TEXAS’ (Win Wenders, 1984)

Especialmente recordada por su hipnótica banda sonora, obra del guitarrista Ry Cooder, nos cuenta la historia de un hombre amnésico que aparece de repente en el desierto de Texas. El destino le dará una segunda oportunidad mientras trata de reconstruir los pedazos de su vida. Estamos ante la mejor película, a mi juicio, de Win Wenders, que logra retratar con maestría la amargura de la pérdida causada por los errores del pasado y la posterior redención a través del perdón. Sin duda, la escena de la cabina del peep show es uno de los grandes momentos del cine. El director alemán cuenta en su filmografía con otra ‘road movie’ notable que podríamos considerar en cierto modo precursora de esta, ‘Alicia en las ciudades’ (Alice in den Städten, 1974).

‘DIARIOS DE MOTOCICLETA’ (Walter Salles, 2004)

El director brasileño documenta en esta ‘road movie’ latinoamericana el viaje que en 1952 realiza un joven Ernesto «Che» Guevara junto a su amigo Alberto Granado a bordo de una vieja Norton. Dejando atrás la comodidad del hogar en Buenos Aires, el espíritu aventurero que imprima todo viaje iniciático les llevará a recorrer más de 10.000 kilómetros a lo largo y ancho del continente sudamericano. Lo que comienza siendo un viaje impulsado por la curiosidad y las ganas de divertirse, terminará transformando su forma de percibir la realidad. La película refleja la importancia de un viaje que les llevó a asumir el compromiso de sus vidas.

‘BONNIE & CLYDE’ (Arthur Penn, 1967)

A finales de los 60, el celuloide inmortalizó la historia real de dos jóvenes delincuentes que camparon a sus anchas por el centro de Estados Unidos durante la Gran Depresión. Su sangrienta escena final, en la que la cámara lenta se convierte en un recurso narrativo más que remarca la violencia de una manera casi alegórica, sentó las bases del nuevo cine que ya había iniciado el gran Sam Peckinpah. Su director prácticamente alumbró un nuevo género, el de parejas de delincuentes a la fuga. No en vano, títulos posteriores como ‘Malas tierras’ (Badlands, 1973), ‘Amor a quemarropa’ (True romance, 1993) o ‘Asesinos natos’ (Natural born killers, 1994) beben directamente de la cinta de Penn.

‘INTO THE WILD’ (Sean Penn, 2007)

Cuenta la historia real de Christopher McCandlessun joven idealista que abandona todas sus posesiones y emprende un viaje en busca de sí mismo que le llevará a atravesar Estados Unidos rumbo a Alaskala última frontera. La naturaleza, en su vertiente más salvaje y exuberante, es la auténtica protagonista de la película, un verdadero canto a la libertad individual y una invitación a conocer la belleza (y la crudeza) de este mundo. La majestuosidad con la que Sean Penn graba la naturaleza es abrumadora, pero la película esconde también el alto precio que a veces tenemos que pagar por nuestra libertad y que queda resumido muy bien en una frase: «A veces los hijos pueden ser muy crueles con los padres».

‘THELMA Y LOUISE’ (Ridley Scott, 2007)

Dos mujeres deciden emprender un viaje de fin de semana para escapar de la frustación y la rutina que envuelve sus vidas. Heredera directa de las de los 80, ‘Thelma y Louise’ es una historia de amistad que, como buena ‘road movie’, muestra la evolución interior de ambas mujeres, dispuestas a liberarse a toda costa de la autoridad machista. La acción principal se desarrolla en la carretera, en localizaciones de Arizona, Arkansas, Colorado, California y Utah. Quedará para siempre en la retina de los enamorados del cine, entre otras cosas, por su emocionante final, rodado en el Parque Estatal Dead Horse Point de Utah, no en el Gran Cañón como podría parecer.

‘THE STRAIGHT STORY’ (David Lynch, 1999)

Historia basada en hechos reales. Un anciano, Alvin Straight, emprende un viaje de 500 kilómetros a bordo del único medio de transporte del que dispone, su cortacésped, para despedirse de su hermano enfermo de cáncer, con el que no se habla desde hace años. Una película que avanza despacio, como la montura de su protagonista, hacia lo más profundo del alma. A destacar dos grandes protagonistas, su banda sonora y los bellos escenarios naturales de Iowa y Wisconsin. Del mismo director sobresale también Corazón salvaje’ (Wild at heart, 1990), otra ‘road movie’ pero con el tono surrealista marca de la casa.

‘EASY RIDER’ (Dennis Hopper, 1969)

Una de las primeras ‘road movie’ de la historia, o al menos la que inauguró el género como tal en el cine moderno. Dos moteros hippies de Los Angeles recorren el suroeste de Estados Unidos para entregar un cargamento de droga en Nueva Orleans, una excusa para dar un repaso a la sociedad estadounidense de la época. Una película que se convirtió instantáneamente en un hito de la contracultura y a la que hay que acercarse teniendo muy presente el contexto social en el que surgió: recesión económica, segregación racial, tensiones internacionales, boom del movimiento hippie… y en plena guerra de Vietnam. Dejando a un lado su discutible calidad artística, esta obra asentó las bases de las ‘road movies’ actuales.

‘VANISHING POINT’ (Richard C. Sarafian, 1972)

El encargo es sencillo: es viernes por la noche y un conductor clandestino debe llevar un coche de Denver a San Francisco antes del lunes. Sin embargo, la misión se convertirá en una carrera frenética contra la autoridad y contra sus propios fantasmas. Rodada en plena posguerra de Vietnam, la película recoge el desencanto de la sociedad norteamericana de aquellos momentos y contiene una fuerte crítica antisistema, encarnada por el locutor radiofónico que hace las veces de narrador. Pero, sin duda, el verdadero protagonista de la cinta es el Dodge Challenger R/T 440 de 1970 conducido por Kowalski, un coche mítico homenajeado por Tarantino años más tarde en su estupenda ‘Death Proof’ (id, 2007), que sirvió para desenterrar esta joya del género para el gran público.

20 ‘ROAD MOVIES’ IMPRESCINDIBLES (I)

•abril 13, 2013 • 6 comentarios

Con un poco de retraso, os traigo el Especial que he preparado con motivo de la visita número 10.000 al blog. Y digo con retraso porque a día de hoy ya hemos superado las 15.000 😛

Pero aquí, como del cerdo, se aprovecha todo, así que la fiesta va a ser doble porque celebramos también el primer año de vida del blog; no hay mal que por bien no venga. Un año plagado de viajes, cine y carreteras, muchas carreteras…

Y como este blog nació para aunar cine y viajes, que mejor manera de celebrarlo que con un especial con las mejores ‘road movies’ de la historia, el género cinematográfico que reúne en un mismo espacio nuestras dos pasiones.

El cine se ha sentido atraído desde siempre por la carretera, convirtiéndola en referente visual y aprovechando su poder metafórico para desarrollar la historia a través del viaje. Muchas películas gravitan alrededor de una carretera, un camino que tiene más que ver con el desarrollo interior de los personajes que con el trayecto en sí.

Para saber de lo que estamos hablando, me permito tomar prestada la definición de ‘road movie’ de la Wikipedia, que me parece bastante acertada:

«Road movie (del inglés, literalmente «película de carretera») es un género cinematográfico cuyo argumento se desarrolla a lo largo de un viaje. Herederas de la tradición literaria del viaje iniciático, que se remonta a la Odisea homérica, las películas de carretera combinan la metáfora del viaje como desarrollo con la cultura de la movilidad individual de los Estados Unidos y el Occidente opulento después de la Segunda Guerra Mundial, cuando la posesión de un automóvil se vuelve uno de los signos de la identidad adulta. Ha servido de influencia a este género también el escritor y poeta Jack Kerouac, quién en sus novelas mas reconocidas como ‘En el camino’ o ‘Big Sur’ trata las historias en la carretera. Los orígenes del género datan de la época clásica del star system de Hollywood, pero comienza a distinguirse específicamente de otras temáticas en los años 60, donde la noción del viaje es parte explícita de la temática».

‘MY OWN PRIVATE IDAHO’ (Gus van Sant, 1991)

River Phoenix, en uno de sus últimos papeles antes de morir de sobredosis con tan sólo 23 años, interpreta a un joven, Mike, que se prostituye en la calle y que sufre repentinos ataques de narcolepsia. Junto a su amigo Scott (Keanu Reeves) emprenderá un viaje para encontrar a su madre. Estamos ante una ‘road movie’ intimista en la que lo realmente importante es la evolución interior de ambos personajes, dos inadaptados que buscan su lugar en el mundo. Una de las mejores películas de Gus van Sant, que se inspiró en varios relatos de William Shakespeare a la hora de crear la historia.

‘THE GAUNTLET’ (Clint Eastwood, 1977)

Un policía adicto a la bebida debe escoltar a una prostituta desde Las Vegas hasta Phoenix para que pueda testificar en el juicio contra un mafioso. Sin embargo, alguien muy poderoso está empeñado en que no lleguen a su destino, convirtiendo el recorrido en una auténtica cacería humana. La película es una orgía de disparos en la que la policía no escatimará balas para detener a nuestro héroe. Además del final del autobús, épico, destaca una escena en la que los agentes demuelen a balazos una casa en la que se refugian los protagonistas; puro exceso. No es, ni mucho menos, la mejor película de Clint Eastwood como director, pero sí que destila todo el carisma del prototipo de personaje que lo encumbró a la fama.

‘SMOKEY AND THE BANDIT’ (Hal Needham, 1977)

Bandit, el rey de la carretera, debe recoger un camión de cerveza en Texarkana y conducirlo a través del país hasta Atlanta en sólo 48 horas si quiere ganar 80.000 dólares. En tono de comedia, la película reunió a tres estrellas del momento: Burt Reynolds, Sally Field y un Pontiac ‘Firebird’ Trans Am de 1976. Tal fue el éxito, que se produjeron dos secuelas, la segunda bastante más floja y la tercera directamente para olvidar. Las persecuciones y los accidentes de coches son el leit motiv de esta cinta en la que destaca el personaje del sheriff tejano Buford T. Justice, alias «Smokey», obsesionado con capturar al escurridizo Bandit desde que la novia de su bobalicón hijo lo abandonara por este.

‘FASTER, PUSSYCAT! KILL! KILL!’ (Russ Meyer, 1965)

Un hito de la serie B. Billie, Rosie y Varla son tres bailarinas gogó a las que les gustan los coches rápidos y meterse en problemas. Así, cuando encuentran en medio del desierto a una joven pareja los retan a una carrera: él acaba muerto y a ella la secuestran. La cinta lleva el sello inequívoco de su director, Russ Meyer: mujeres «neumáticas» contoneándose en el desierto, ‘rednecks’, sexo y mucha violencia, algo que sería una constante en su filmografía posterior, de corte erótico. La mayor parte de la película está rodada en pleno desierto de Mojave, California.

‘THE HITCHER’ (Robert Harmon, 1986)

Un thriller de carretera con hechuras de ‘road movie’. Un joven debe llevar un coche desde Chicago hasta San Diego. Por el camino recoge a un autoestopista que le confiesa que es un asesino. El joven consigue echarlo en el último momento del vehículo y comienzan a jugar al gato y al ratón entre ambos. La película nos hace partícipes en todo momento de la angustia del protagonista y destaca por la inquietante actuación de Rutger Hauer, en el mejor momento de su carrera. La cinta se inspira en la interesante ‘El autoestopista’ (The hitch-hicker, 1953) y tiene algo de la espléndida ‘El desvío’ (Detour, 1945), dos clásicos de la serie B que se han convertido por derecho propio, como la que nos ocupa, en películas de culto.

‘MIDNIGHT RUN’ (Martin Brest, 1988)

Un ex policía de Chicago reconvertido en caza recompensas recibe una suculenta oferta a cambio de encontrar a un contable que se ha fugado con 15 millones de dólares de la mafia. Sin embargo, la tarea no será fácil ya que la mafia, el FBI y otro caza recompensas van tras ellos. Un thriller de acción en tono de comedia que destaca por la gran química de sus dos protagonistas. Por un lado, Robert de Niro en, quizás, su rol cómico más brillante y, por otro, un Charles Grodin en el mejor papel de su carrera, sin duda, «El Duque». La película mantiene en todo momento un ritmo ágil mientras acompañamos a los protagonistas en una carrera contrarreloj por llegar a Los Angeles antes de que expire el tiempo establecido por el agente de fianzas.

‘TWO-LANE BLACKTOP’ (Monte Hellman, 1971)

Estamos ante la ‘Easy rider’ de los 70, una ‘road movie’ existencialista reflejo de la sociedad norteamericana del momento. Una austera visión condicionada por el desencanto de la era post hippie, parca hasta en el título («Carretera asfaltada en dos direcciones», en castellano). Dos chicos recorren Estados Unidos compitiendo en carreras ilegales. Los elegidos para interpretarlos son dos cantantes muy populares de la época: James Taylor y Dennis Wilson, batería de The Beach Boys, que pasan sus días alrededor de la Ruta 66. De hecho, la película ha quedado como testigo mudo de esta mítica carretera, antes de que las grandes autopistas acabarán con ella.

‘NEAR DARK’ (Kathryn Bigelow, 1987)

Mezcla de géneros –’western’, vampiros y ‘road movie’–, esta película contribuyó a modernizar el mito de los «chupasangres». Caleb, un joven cowboy, es seducido por una misteriosa chica que justo antes del amanecer le muerde en el cuello y huye. Ella forma parte de un grupo de vampiros nómadas que vaga sin rumbo fijo y que finalmente acoge al joven Caleb, que rehusa matar para alimentarse. Curiosamente, se estrenó el mismo año que otro hito ochentero del cine de vampiros adolescentes: ‘Jóvenes ocultos’ (Lost boys, 1987), con la que mantiene algunos paralelismos. La cinta contiene algunas escenas muy logradas, como la del bar, y cuenta con grandes actuaciones, destacando especialmente Bill Paxton, en el papel de Severen.

‘A PERFECT WORLD’ (Clint Eastwood, 1993)

Otra ‘road movie’ ambientada en TexasButch Haynes es un peligroso e inteligente asesino que se escapa de la cárcel en compañía de otro preso. Durante la huida toman como rehén a Philip, un niño de seis años miembro de una estricta familia de Testigos de Jehová. Desde el principio se establece una química muy especial entre el secuestrador y su víctima, en una crítica abierta a los fanatismos religiosos. Todas las actuaciones rayan a gran nivel, incluido Kevin Costner como Butch, en el mejor papel de su carrera. Especialmente impactante resulta la escena del baile, en el tramo final de la película. Una de las mejores obras de su director.

‘THE GETAWAY’ (Sam Peckinpah, 1972)

Doc McCoy (Steve McQueen) consigue salir de la cárcel gracias a que su esposa Carol (Ali MacGraw) le consigue la libertad provisional por medio de un corrupto hombre de negocios. Pero, a cambio, el matrimonio tendrá que atracar a un banco. Uno de los films más relevantes del gran Sam Peckinpah, en cuya filmografía podemos encontrar otras dos ‘road movies’ muy interesantes, ‘Quiero la cabeza de Alfredo García’ y ‘Convoy’. McQueen y MacGraw, pareja también en la vida real, dan vida al matrimonio que huye desesperadamente hacia MéxicoEl final de esta película es uno de mis favoritos. En 1994, otra pareja de actores en la vida real, Alec Baldwin y Kim Bassinger, protagonizaron un remake infumable.

Ir a la —> PARTE II

FURKA PASS, SAINT GOTTHARD PASS, PASSO DELLA NOVENA, GRIMSEL PASS, SUSTEN PASS Y OBERALP PASS. Suiza

•enero 27, 2013 • 2 comentarios

País: Suiza

Longitud total: 300km

Altitud: 2.478m

Localización: Alpes suizos (N 46° 34.22 E 08° 25.00)

Mejor época para recorrer: De mayo a octubre. En invierno la mayoría de estos puertos se encuentran cerrados al tráfico.

Película: James Bond contra Goldfinger (Guy Hamilton, 1964). Asistimos al estreno cinematográfico de dos mitos motorizados del cine: el Aston Martin DB5, que hace acto de presencia por primera vez en la saga, y el Ford Mustang, presentado ese mismo año en la Feria Mundial de Nueva York. Esta película fue rodada, entre otras localizaciones, en esta zona de Los Alpes suizos.

Seis puertos de alta montaña en un sólo día, todos por encima de los 2.000 metros de altitud. Este es el reto que os propongo en esta ocasión.

Los Alpes son algo sagrado para cualquier amante del motor. Las carreteras alpinas, estrechas y sinuosas, ascienden hacia cumbres de nieves perpetuas flanqueadas por valles y glaciares milenarios, todo un cúmulo de estímulos difícil de superar.

Estas rutas son especialmente apreciadas por moteros y ciclistas, que cada verano acuden en masa a encaramarse a estas moles de roca.

El recorrido propuesto comienza en el valle de Goms, en la pequeña localidad de Ulrichen. Iniciamos la ascensión al Paso de Furka (2.431m) por el oeste y, tras pasar el cruce de Gletsch, acometemos una sucesión de siete curvas de 180 grados (en herradura). Es una subida espectacular con un desnivel de 1.400 metros y porcentajes que llegan al 13% en algunos tramos. A 3 kilómetros de la cima se encuentra el mítico hotel Belvéderè, donde no podemos dejar de visitar el glaciar donde nace el río Ródano. Para ello habrá que recorrer una gruta excavada manualmente en el hielo; previo pago, eso sí.

 Una vez coronado el puerto, desde el que tendremos una hermosa vista panorámica del macizo de San Gotardo y el valle Urserental, realizaremos en descenso hacia Hospental donde nos encontraremos con una serie de terrazas colgantes justo antes de pasar por la aldea de Tiefenbach.

En Hospental giraremos a la derecha para afrontar el ascenso al Paso de San Gotardo (2.106m) a través de una carretera ancha y bien asfaltada. Este puerto es conocido desde la antigüedad, pero no fue hasta el siglo XIII que comenzó a utilizarse de manera continuada. En el trayecto nos encontraremos con el “Puente del Diablo”. Fue construido en unas condiciones tan adversas que, cuenta la leyenda, un pastor deseó que el mismísimo diablo construyera un puente para poder vadear el río Reuss. El diablo apareció, pero puso como condición quedarse con el alma del primero que lo cruzara. El astuto montañés estuvo de acuerdo e hizo que una cabra cruzara en primer lugar el puente. Enfadado por esta treta, el diablo desprendió una roca para lanzarla contra el puente y destruirlo, pero una anciana dibujó una cruz en la roca de forma que el diablo no pudo sostenerla. La roca está todavía allí y el gobierno suizo se gastó 300.000 francos suizos en 1977 para mover la roca de 220 toneladas y 127 metros y construir el nuevo túnel de San Gotardo.

Tras alcanzar la cima, evitaremos la autopista y bajaremos por la carretera antigua, totalmente adoquinada, para disfrutar de una divertida enlazada de curvas en horquilla hacia la bella localidad de Airolo.

Desde aquí volveremos a girar al oeste para encarar el Passo della Novena o Nufenen Pass (2.478m), la cota más alta transitable por carretera de toda Suiza. Este puerto de montaña es relativamente nuevo ya que fue abierto al tráfico en 1969.

La subida no es muy llamativa pero sí la bajada, donde volveremos a Ulrichen, la localidad de partida de nuestra ruta, pero en este caso dejaremos el Paso de Furka a la derecha para continuar hacia el norte en dirección al Paso de Grimsel (2.165m). No es el más alto pero sí de los más fríos, siendo habitual que permanezca cerrado por la nieve hasta finales de junio.

El paso, que cuenta con desniveles del 10%, fue abierto en el año 1894 y constituye la línea divisoria entre los ríos Rín y Ródano. Al poco de iniciar la subida nos encontraremos con el Grand Hotel Glacier du Rhône, en Gletsch, donde todavía se puede palpar el elegante ambiente de los puertos de montaña alpinos de principios del siglo XX.

Tras una sucesión de varias curvas de 180 grados llegaremos al Lago de los Muertos, en la cota más elevada del puerto, cuyo nombre proviene de la época de las Guerras Napoleónicas. Una vez iniciemos el descenso pasaremos por el Grimsel Hospiz, un antiguo hospicio reconvertido en hotel con vistas al lago y al monte Lauteraarhorn.

El paisaje durante el descenso es agreste y se caracteriza por las empinadas paredes de granito que flanquean la carretera y la presencia de presas y centrales hidroeléctricas.

Una vez en Innerkirchen, viraremos una vez más hacia el este para abordar el penúltimo puerto de la jornada. El Paso de Susten (2.264m) fue construido durante la Segunda Guerra Mundial y tanto el tramo de subida como el de bajada son de lo más vistoso de toda la ruta.

Nada más comenzar la ascensión merece la pena hacer una breve parada para recorrer la garganta del Aare, un enorme muro de roca horadado a lo largo de milenios por las corrientes fluviales.

Justo antes de coronar el puerto podremos hacer un descanso junto al hospicio Susten, en las inmediaciones del túnel de 300 metros que atraviesa en macizo. Si echamos la vista atrás disfrutaremos de una panorámica increíble del valle Gadmental y del glaciar Steinen. Una vez repuestos podremos iniciar el descenso hacia Andermatt, igualmente bello, bajo la poderosa presencia del monte Fünffingerstock.

Llegados a Andermatt atravesaremos el pueblo para subir al último puerto del día, el Paso Oberalp (2.044m), y aprovechar los últimos rayos de sol para disfrutar del atardecer junto al lago Tomasee, lugar de nacimiento del río Rín, un punto y final perfecto para un día que no olvidaremos fácilmente.

Después de lo visto durante la jornada, la subida a Oberalp no nos impresionará ya que en 11 kilómetros cubre un desnivel de “tan sólo” 600 metros y posee rampas cercanas al 10%.

Con el ocaso retrocederemos hacia Andermatt para hacer noche en alguna de sus antiguas posadas. Un bien merecido descanso tras una jornada intensa.